[programa de intervención a espacios
en ruina condicionados por la violencia]
Mariana sigue siendo Mariana
El programa Teatro para el fin del mundo se pronuncia en contra de las demoliciones realizadas a edificios de valor histórico en la ciudad de Tampico, así como de espacios que, no solo por su carácter arquitectónico, si no por su implicación en la memoria colectiva de la ciudad deben ser preservados.
En relación a lo anterior nos manifestamos a favor de que exista una revisión minuciosa de las condiciones estructurales de dichos predios mediante un programa especializado de conservación y mantenimiento aplicado de manera continua, evitando que, durante este proceso, dichos predios sean objeto de adecuaciones que modifiquen o alteren su diseño, composición y valor original.
Durante los últimos años las arquitecturas de carácter histórico en la zona se han visto constantemente amenazadas por las campañas de demolición que suelen representar una solución práctica a los costos derivados de un programa de restauración y una alternativa más efectiva para concretar la venta del predio. En otras palabras, un sistema de compra-venta que no depara en los intereses de carácter patrimonial de las edificaciones y que ha venido siendo consumado arbitrariamente por propietarios, inmobiliarias y autoridades.
Estos predios generalmente quedan baldíos durante largas temporadas antes de ser adquiridos e iniciar un proyecto de construcción que generalmente contempla la edificación de comercios o edificios habitacionales Al no existir en Tampico (O por lo menos no de forma efectiva) un programa que salvaguarde el patrimonio arquitectónico de la ciudad, lo que hay en consecuencia es una depredación de ese patrimonio y un impacto desmedido dentro del equilibrio urbano que va cambiando de forma exponencial.
Esta construcción es un ejemplo de ello. Una casa, que guarda una relación afectiva con nosotros. La llamamos Mariana. Mariana sigue siendo Mariana hasta que no desaparezca la última de sus piedras. Mariana sigue siendo Mariana y esta es la última semana que lo será. Despedimos a Mariana como un espacio que fue un punto de reunión colectiva importante del puerto, por el que pasaron generaciones de públicos y trabajadores. ¿Cómo despedirse de Mariana hoy? ¿Cómo ofrecer un gesto modesto de despedida que ayude a entender su perdida y la perdida de nosotros en ella? Quizá el tiempo, nos dé la capacidad de entender la dimensión de esta pérdida. Quizá nosotros, o alguien de nosotros rememore la importancia de los espacios donde nuestra vida cobró otro sentido. Quizá esta vieja casa, refugio, resguardo que no volverá a hacerlo jamás, siga siendo Mariana en sus escombros y cada piedra de sus últimas piedras, sea la primera de otras edificaciones de la memoria para esta ciudad, que hoy se queda sin un espacio más, como lo era Mariana, pero no como era Mariana en nosotros.
Teatro para el fin del mundo.