[programa de intervención a espacios
en ruina condicionados por la violencia]
Sobre el incendio del Boeing B727 sede del programa TFM.
El sábado 18 de julio fue incendiado el avión Boeing B 727-200 donde desde el año 2013 Teatro para el fin del mundo, mantenía un programa de investigación y tratamiento escénico continuo. El incendio clausura la alternativa de uso común para un espacio que durante años fue un sitio signado por la colectividad y la resistencia de las minorías. El incendio abre la potencia de otro espacio que favorece un limbo territorial mucho más accesible al despojo. La pregunta en todo caso es, qué pasará con el avión y qué tipo de relación se puede entablar con sus cenizas. La pregunta se coloca en el costo de una historia que se resume en supresión, anulación, derribos, incendios y desapariciones. A continuación compartimos diferentes miradas ante estos sucesos.
El avión no se incendió por completo
Archipiélagos: Fotografía con
el avión incendiado de fondo.
Teatro para el fin del mundo.
El empeño de los que trabajan en la anulación del espacio como territorio de encuentro, no permite otras formas de relación. Anulan su capacidad viva, suprimiendo los reductos de colectividad e intentando reducir los esfuerzos por encontrar otros sitios efectivos de afluencia fuera de los márgenes oficiales determinados por el espacio público.
Ángel Hernández.
Cuando volvimos ahí, el avión había sido incendiado. Pensé en decirle a mi hija que era importante tratar de entender las razones que traen consigo las cenizas. ¿Qué querían decirnos ese día en que nos encontramos ahí indefensas, sin mucho más que mirar? ¿Cuál era su vocación, su voluntad en ese espacio reducido donde todas las fuerzas se contenían?